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El verano en Extremadura trae consigo jornadas de sol intenso y temperaturas que pueden superar con facilidad los 40 °C. Estas condiciones extremas afectan a nuestros animales de compañía de forma distinta según la especie. Dos cuadros clínicos concentran la mayoría de urgencias estivales: el golpe de calor en perros y la deshidratación/crisis renales en gatos. Este artículo reúne la información esencial para que los tutores identifiquen los primeros signos, actúen de inmediato y, sobre todo, eviten que la situación llegue a ser crítica.

1. Golpe de calor en perros

Qué es y por qué ocurre

El golpe de calor (hipertermia maligna) se produce cuando el perro es incapaz de disipar el exceso de calor corporal. A diferencia de los humanos, los perros apenas sudan; regulan la temperatura mediante el jadeo y la vasodilatación cutánea. En ambientes muy calurosos o mal ventilados (coches cerrados, terrazas sin sombra, ejercicio en horas punta), este mecanismo resulta insuficiente y la temperatura corporal puede superar los 42 °C en minutos.

Factores de riesgo

Temperaturas ambientales > 32 °C y alta humedad

Razas braquicéfalas (Bulldog, Carlino)

Obesidad o enfermedades cardíacas/respiratorias

Edad avanzada o cachorros

Falta de sombra y agua

Signos clínicos de alarma

Jadeo constante, ruidoso y excesivo

Hipersalivación viscosa

Encías rojo intenso o cianóticas

Debilidad, tambaleos, colapso

Temperatura rectal ≥ 40 °C

Convulsiones, vómitos o diarrea (a veces con sangre)

Primeros auxilios

Trasladar al animal a un lugar fresco y sombreado.

Enfriar gradualmente con agua fresca (no helada) sobre tronco y extremidades; acompañar de ventilador.

Colocar compresas frías en ingles, axilas y cuello.

Ofrecer pequeños sorbos de agua si está consciente.

Medir la temperatura cada 5 min y detener la refrigeración al bajar a 39 °C.

Acudir inmediatamente al veterinario: la estabilización con fluidoterapia y control de daños orgánicos es imprescindible.

Prevención

Evitar ejercicio y paseos en las horas de máximo calor (12 h–20 h).

Proporcionar agua fresca y sombra permanente.

Nunca dejar al perro dentro de un vehículo estacionado.

Controlar el peso y realizar chequeos previos en perros con patologías crónicas.

2. Deshidratación y crisis renales en gatos

Qué es y por qué ocurre

El gato es bebedor selectivo por naturaleza. En verano, la evaporación aumenta y, si la ingesta de agua no compensa la pérdida, se instaura un déficit hídrico que concentra la orina y sobrecarga los riñones. En animales seniores o con enfermedad renal crónica (ERC) la progresión hacia una crisis urémica puede ser fulminante.

Factores de riesgo

Ingesta inadecuada de agua (< 50 ml/kg/día) Dieta exclusivamente seca Temperaturas altas y ambientes poco ventilados Enfermedad renal crónica, diabetes o hipertensión Edad avanzada (> 8 años)

Signos clínicos de alarma

Mucosas secas y pegajosas

Letargo, postura encorvada, falta de aseo

Piel con escasa elasticidad (pliegue tarda en volver)

Orina muy concentrada, ausente o con sangre

Vómitos, anorexia, pérdida de peso

Ojos hundidos o apariencia apagada

Actuación recomendada

Ofrecer agua fresca de inmediato; si rechaza beber, no forzar por vía oral.

Mantener al gato en ambiente fresco y tranquilo.

Medir temperatura (puede estar normal o ligeramente baja).

Consultar urgentemente: el veterinario valorará fluidoterapia intravenosa/subcutánea, analíticas y control de la función renal.

Prevención

Colocar múltiples bebederos o fuentes automáticas lejos del arenero.

Incorporar dieta húmeda (latas, sobres) o añadir agua/broth sin sal al pienso.

Mantener el hogar bien ventilado y sin focos de calor directo.

Cepillar gatos de pelo largo para favorecer la termorregulación.

Revisar peso corporal y realizar analíticas de control (al menos una vez al año en mayores de 7 años).

3. Puntos en común y mensajes clave

Tiempo de reacción: tanto el golpe de calor como la deshidratación evolucionan rápido. Cuanto antes se actúe, mejor pronóstico.

Ambiente: el control de la temperatura y la disponibilidad de agua fresca son preventivos transversales.

Vigilancia: cambios sutiles (jadeo inusual, visita al bebedero, volumen de orina) son pistas precoces.

Veterinario de guardia: tener el teléfono a mano, sin dudar en llamar.

Conclusión

El verano extremeño exige precauciones especiales para preservar la salud de nuestros perros y gatos. La buena noticia es que la mayoría de golpes de calor y crisis renales son totalmente prevenibles con medidas sencillas y una observación atenta. Desde el Colegio Oficial de Veterinarios de Badajoz recomendamos a todos los tutores reforzar la hidratación, evitar exposiciones prolongadas al calor y acudir a revisión preventiva antes de la temporada estival.

Porque la mejor urgencia es la que nunca llega a ocurrir.

Si tienes dudas sobre la adaptación de estas recomendaciones a tu animal, contacta con tu clínica veterinaria habitual; estaremos encantados de ayudarte.