Perros y niños, niños y perros
Si el perro es el mejor amigo del hombre, por supuesto que también puede serlo de los niños. Hoy en día, son cada vez más frecuentes las familias que deciden tener un hijo en hogares donde ya convivían uno o varios perros.
Las relaciones entre estos pueden ser muy beneficiosas para los pequeños que aprenden a relacionarse con los animales y aprenden a entenderlos y respetarlos antes que otros niños que no conviven con perros como es lógico. Aptitudes como el desarrollo del lenguaje no verbal se ven exponencialmente potenciadas en niños que crecen con mascotas a su alrededor.
Aun así, siempre hay que guardar ciertas precauciones y tener en cuenta que, en ninguna circunstancia, un niño debe convivir en el mismo hogar con perros con predisposición a morder, que muestren miedos e inseguridades severas o de elevada excitabilidad, ya que en todo momento la integridad de la persona ha de ser protegida.
Comprender que a veces los niños se manejan de forma descoordinada que ponen en alerta a los perros. O que los cachorros de perros tienden a jugar en muchas ocasiones dando algún que otro muerdo amistoso, nos ayudará a entender mejor las situaciones que no queremos que vayan a peor y poder así anticiparlas.
Sin duda alguna, el perro es el compañero idóneo para nuestros niños, de forma indirecta en muchas ocasiones acerca a los críos a entornos de naturaleza, permitiéndole conocer nuevos ambientes y fomentando un sentimiento de fidelidad hacia su compañero peludo que le proporciona momentos agradables. Otra ventaja que se ha observado en hogares en los que los niños conviven con uno o más perros es el desarrollo del sentido de la responsabilidad de manera prematura, animándolos a tener iniciativa a la hora de realizar actividades de la casa como alimentar a la mascota o sacar a esta de paseo.
A pesar de esto, no todo es de color rosa, y por desgracia los niños actualmente son las principales víctimas de mordidas de perro, siendo los menores de 7 años más susceptibles a estos episodios. Dentro del hogar, estos episodios tienen lugar al establecer iniciativas de juego equivocadas o en momentos inoportunos, abrazar a los perros con excesiva fuerza o interrumpirles o molestarles mientras comen, provocando reacciones no deseadas en los canes.
Para evitar estas situaciones son necesarias algunas pautas para orientar a las familias sobre cómo funcionan estas relaciones, abordándolas siempre desde un punto de vista multidisciplinar:
- La educación infantil: Mejorar la comprensión de los niños y sus conocimientos sobre los perros, reduce significativamente el riesgo de agresión. Mediante una metodología basada en la comunicación oral, la observación de ilustraciones didácticas y/o imágenes reales, escucha activa de cuentos, juegos, etc. adaptados a cada edad, se pueden enfocar diversos objetivos didácticos como la identificación del lenguaje canino.
- Informar a padres y propietarios de perros sobre las pautas y medidas a tomar para evitar situaciones de conflicto.
- Concienciación social, por parte de las autoridades, sobre la gravedad del problema y las posibles soluciones administrativas.
- Legislación de tenencia de animales eficaz, en la que se tenga en cuenta todo lo expuesto con anterioridad.
Si quiere obtener más información o bibliografía relacionada con este contenido aquí le dejamos el enlace:
Relación entre niños y perros: medidas necesarias para evitar situaciones de riesgo – GEMCA