EL COLEGIO:
HISTORIA DEL COLEGIO
EL NACIMIENTO DE LA VETERINARIA
Sin duda la actividad veterinaria, entendida como la labor ejercida por expertos en cuidar animales, comenzó entre los años 14.000 a 11.000 AC, período en el que tuvo lugar la domesticación y cría del perro por el hombre, a fin de que le sirviera como protector ante otros depredadores y le ayudara en la caza de especies que le proporcionaban carne, vestidos y utensilios.
Con posterioridad, una vez que el hombre se asienta y ejerce como agricultor y ganadero en el Neolítico (años 9.000 al 3.000 AC), avanza en su labor domesticadora y cuidadora de otras especies (oveja, cabra, cerdo, vaca, gato, asno, caballo, gallina…etc.). No obstante hasta la Civilización Mesopotámica, no se consagra la figura corporativa y consciente de su función sanadora de animales.
Los primeros documentos sobre la veterinaria, son unas tablillas cuneiformes que datan del 2.600 A.C., pero la actividad del médico de animales, no quedó regulada hasta que en 1.760 AC se imprime el Código de Hammurabi, a partir de entonces la Veterinaria, ha ido evolucionando y avanzando al unísono de las civilizaciones (Hebrea, Egipcia, Griega, Romana, Bizantina, Árabe y Cristiana), aumentándose sus cometidos y como consecuencia consagrándose diferentes denominaciones profesionales (Médico de Animales, Chaman, Sacerdote de Sekhmet, Hipiatra, Cinoatra, Mulomedicus, Medicus pecuari, Medicus iumentari, Veterinus, Inspectorum civorum, Ferrador, Menescal, Albéitar, Fiel de matadero, Veedor y Veterinario).
Las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio (siglo XIII) es el primer cuerpo jurídico hispano en el que se consagra la figura del Albéitar como profesional, cuya formación y actuación seguiría un régimen gremial (en sintonía con otras profesiones), pero no es hasta que los Reyes Católicos (en su empresa unificadora y modernizadora de España) dictan la Pragmática de 13 de abril de 1500 cuando al establecer el Tribunal de Protoalbeiterato, reglamentan las exigencias para obtener el título, así como el desarrollo del ejercicio profesional, durante los siglos XVI a XVIII.
En este periodo surgen eminentes figuras entre las que destacan los Extremeños, Fernando Calvo nacido en Plasencia, quien publica en 1582 el Libro de Albeitería, que marcó una corriente profesional en la época, así mismo La Academia Española le incluyó en el Catálogo de Autoridades de la Lengua. El otro es Martín Arredondo, natural de Almaraz, considerado en el siglo XVII como el Albéitar más culto de ese período, dada su amplia obra publicada y en la que destaca Flores de Albeitería, que además de científica, lleva buenas dosis de corporativismo ya que cita personalidades importantes que la ejercen, narra el abolengo de la misma y aconseja la autoestima como una buena base para desarrollar un adecuado ejercicio profesional y el reconocimiento de la sociedad.
La Real Pragmática de 22 de diciembre de 1739 de Felipe V, eleva a la Albeitería a la categoría de arte literal y científico, en sintonía con otras profesiones sanitarias (vestir de seda), aunque en todas ellas se sigue el sistema de Pasantía y Tribunales examinadores, para la formación, capacitación y habilitación para el desarrollo y ejercicio profesional (Protoalbeiterato, Protomedicato y Protoboticariato).
Durante el siglo XVIII, siguiendo los criterios del francés Bourgelat, en la investigación y estudio de las causas y las etiologías de las enfermedades, se crean en Europa trece escuelas de Veterinaria. En España se fundó la de Madrid mediante la Real Orden de 7 de septiembre de 1788 de Carlos IV, que vino a culminar los deseos de su antecesor Carlos III, monarca muy convencido de la necesidad de establecer una Escuela Fundamental y Normal de Veterinaria, con el fin de elevar la formación de este sector profesional con un verdadero espíritu científico, que permita la mejora de la agricultura, la salubridad de los ganados, el comercio, la industria, la traginería y los Cuerpos de Caballería de la Milicia (por entonces este último era una cuestión estratégica fundamental de los estados).
En todo ello jugaron papeles fundamentales, el Conde de Aranda (D. Pedro Pablo Abarca) nombrado en 1773 embajador en Paris y el Caballerizo Mayor (Duque de Medina Sidonia) que hicieron posible que en 1777 el Albéitar de la Real Caballeriza (D. Bernardo Rodríguez) cursara los estudios de Veterinaria en la Escuela de Alfort.
Por fin cristaliza la apertura de la Escuela de Veterinaria de Madrid, al dictar Calos IV el Real Decreto de 23 de febrero de 1792, sin duda resultado del empeño del Primer Ministro Pacense (D. Manuel Godoy) quien estaba convencido de la necesidad de contar con un centro de enseñanza de esta especialidad.
Para ello previamente había enviado a dos Mariscales de Caballería (D. Segismundo Malats y D. Hipólito Estévez) a cursar la Carrera en la Escuela Francesa de Alfort, con la finalidad de que a su vuelta, pusieran en marcha la Madrileña. Por entonces con un claro espíritu militar e hipiátrico, haciéndole depender del Ministerio de la Guerra (lo que perdurará hasta 1841, en que pasa a estar adscrita a la Dirección General de Estudios).
Pero la creación de este Centro no significó el final de la Institución Albeiteresca, puesto que su tribunal examinador, no desaparece hasta que Isabel II dicta el Real Decreto de 19 de agosto de1847, para su supresión y a la vez de creación de las Escuelas Subalternas de Veterinaria en Córdoba y Zaragoza (que expedían títulos de Veterinarios de 2ª clase con tres años de estudios) y posteriormente otra de las mismas categorías en León, por medio de la Real Orden de 16 de marzo de 1852.
Por tanto, durante 50 años, convivieron Albéitares y Veterinarios (de 1ª y 2ª clase) que dio lugar a graves problemas de competencias y de intrusismo en el ejercicio profesional.
La Ley dictada el 9 de septiembre de 1857, reguló durante más de 100 años las enseñanzas y el sistema educativo español y tuvo el interés de reconocer la importancia que para la economía española tenía la actividad veterinaria además de la militar, lo que permitió su incorporación al sistema universitario y catalogar a las Escuelas como profesionales, extendiendo a 5 años la duración de los estudios en todas ellas.
Vino a complicar el panorama veterinario la Institución Libre de Enseñanza (Decreto de 21 de octubre de 1868) al crear Escuelas Libres de Veterinaria en Valencia, Sevilla, Alcalá de Guadaira, Viator, Trigeros y la Palma del Condado, que por fortuna fueron suprimidas en 1874.
Finalmente el 3 de julio de 1871 se aprueba el Reglamento de las Escuelas y el Plan de Estudios Unificado (5 años de carrera y el examen previo de ingreso en las mismas), previa superación de la Enseñanza Secundaria.
Con todo ello, las posibilidades para el ejercicio profesional se consiguen por medio de titulaciones o autorizaciones tan variopintas como: Veterinarios de 1ª de 5 años de estudios, Veterinarios de 2ª con 4 años de Colegio, Albéitares y Herradores asimilados a Veterinarios de 2ª (por exámenes o pasantías o reválidas) y finalmente Albeitares y un nivel de inferior categoría (Herradores).
Todo ello provoca una lucha interna entre las distintas facciones o grupos, que tienen como base las etnias formativas y consecuentemente, el descrédito profesional para los que llegan con un nivel de conocimientos científicos comparables al de las otras profesiones sanitarias, con las que en muchos casos debían trabajar codo a codo.
Hasta tal punto es así que, por la Real Orden de 3 de julio de 1865, se intenta una ordenación del ejercicio profesional, estableciendo una escala de preferencias para ocupar cargos oficiales, (que resumidamente, se recogen en la tabla nº1). Pero, como casi siempre al intentar contentar a todos, no se resuelve eficazmente el problema, sino que soluciones cicateras lo enconan mucho más.
TABLA Nº1
ESCALAS DE PREFERENCIAS PARA EL EJERCICIO PROFESIONAL OFICIAL (Real Orden 3-7-1865)
ORDEN PREFERENTE
1º
2º
3º
4º
5º
6º
7º
En este panorama general se encuentra la Veterinaria Española y, por lo tanto, la Extremeña. Y como consecuencia, surge un Movimiento Interno de Regeneración Profesional, que tiene como focos las Escuelas de Veterinaria de Madrid, Córdoba, Zaragoza, León y Santiago de Compostela.
Así la primera de las asociaciones para la defensa social de la profesión, creada en Valencia en 1840, fue la Sociedad Veterinaria de Socorro, que en 1845 contaba con la revista El Boletín del Veterinario, cuyo presidente era D. Ramón Llorente Lázaro, además ligada a hombres relevantes como D. José Mª Estarrona, D. Nicolás Casas y D. Guillermo San Pedro.
Destaca también a nivel nacional la figura de otro ilustre veterinario extremeño, D. Juan Téllez Vicens nacido en Cabeza del Buey en 1830, formando equipo con D. Leoncio F. Gallego Pérez y D. Miguel Viñas Martí, que utilizan como herramienta para su activismo el periódico El Eco de la Veterinaria (que permaneció publicándose entre 1853 y 1859), posteriormente la cabecera de la publicación cambia a Veterinaria Española y después le sucede la revista dirigida por D. Nicolás Casas de Mendoza, El Mentor de la Veterinaria.
El 31 de mayo de 1878 D. Juan Téllez y D. Santiago de la Villa fundan, una sociedad científica profesional denominada, La Unión Veterinaria, con el fin de dignificar la profesión y llevar adelante las reformas necesarias, a la vez que solucionar el caos reinante en el ejercicio y en la formación técnica. No en vano en septiembre de 1892, se censaban en España 14.000 profesionales dedicados a las tareas Veterinarias (Veterinarios de 1ª, Veterinarios de 2ª, Albéitares. Etc.).
En 1893 se celebro el I Congreso Nacional Veterinario, donde se analizaron las enseñanzas y la organización colectiva profesional y que dio pie a la creación de un movimiento de acción denominado, Liga Nacional de los Veterinarios Españoles.
Cuando Extremadura entra en la historia del siglo XX, el censo general de ganado se encontraba en franca disminución. En el ovino la pérdida estaba cifrada en un 36%; el vacuno había bajado un 12% y el porcino llego a quedarse, en el último tercio del siglo, en la tercera parte de su población anterior. Sin embargo, en el conjunto equino, el ganado caballar no sufrió merma censal, aunque si perdió calidad zootécnica y la ganadería mular y asnal mostró evidente crecimiento.
Por otra parte, la falta de redes de conducción y suministro de agua y de alcantarillado, en la mayoría de los núcleos de población, e igualmente las graves carencias de agua corriente y de servicios higiénicos en los domicilios, junto con el incipiente establecimiento de la inspección de la carne y de los alimentos, además de las deficientes condiciones de las carnicerías y tiendas para la venta de productos de consumo humano, afectaban negativamente a la Salud Pública, (reflejada en la información sanitaria de la época), según la cual, la cuarta parte de las causas de muerte correspondía a las enfermedades epidémicas y alrededor del 15%, a procesos del aparato digestivo.
En tan conflictivo y deteriorado estado de situación se inicio el despliegue de funciones de la Profesión Veterinaria, que al comenzar el siglo XX disponía apenas de doscientos titulados en ejercicio, en el ámbito de la región; y aunque su número era escaso, hay que reconocer el gran afán de servicio con el que encararon la ardua tarea que habrían de desarrollar en el transcurso de la centuria.
EL ASOCIACIONISMO VETERINARIO EXTREMEÑO Y EL NACIMINETO DEL COLEGIO PACENSE
En Extremadura toma protagonismo D. Victoriano López Guerrero, nacido en 1862 en Zarza de Alange, perteneciente a una importante familia de veterinarios, va a desarrollar la misma labor que D. Juan Téllez (quizás ambos colegas se conocieran y acordaron las estrategias) y además tuvo la suerte de contar con un colectivo profesional en Cáceres y Badajoz, equipado con un alto grado de sensibilización, inquietud y rebeldía ante los hechos consumados y la monotonía.
La fundación del periódico científico El Veterinario Extremeño, cuyo primer número se comenzó a publicar el 15 de septiembre de 1891, fue sin duda el gran acierto de su creador y propietario, el Sr. López Guerrero, quien cederá la dirección y continuidad de su publicación el 15 de marzo de 1910, al veterinario D. Antonio González Lafont, nacido el año 1870 en la ciudad burgalesa de Pampliega y que ejerció desde 1895 en las localidades pacenses de Fuente del Maestre y Zafra, hasta que se deja de editar con su último número 38, en febrero de 1920.
Este periódico mantiene la denominación a lo largo de sus 29 años de existencia, aunque adaptándose en sus contenidos y filosofía inspiradora, a la evolución de los aconteceres de la Veterinaria, lo que queda perfectamente reflejado en los subtítulos de su cabecera:
- Entre 1891 y 1893: Periódico Científico, defensor de la Veterinaria, Higiene Pública y Riquezas Pecuarias Extremeñas.
- Entre 1893 y 1894: Revista dedicada a la defensa de la Clase Veterinaria, de la Higiene Pública y la Riqueza Pecuaria.
- Entre 1894 y 1905: Revista Profesional, Órgano Oficial de la Asociación de Veterinarios Extremeños.
- Entre 1905 y 1918: Revista Profesional, Órgano del Colegio Oficial de Veterinarios de la Provincia de Badajoz.
Por tanto, la publicación de El Veterinario Extremeño, se constituye en soporte y altavoz de la gran labor desarrollada por D. Victoriano López Guerrero, como promotor y dirigente del asociacionismo de los veterinarios de Extremadura, inculcándoles el entusiasmo por la renovación de las tradiciones profesionales y la inquietud por las modernas ideas de la ciencia veterinaria.
El Veterinario de Zalamea de la Serena D. Fermín Hidalgo Hidalgo, envía en octubre de 1891 un comunicado a D. Victoriano López Guerrero, por el que le propone que no se demore más de 2-3 meses en presentar al colectivo profesional de Extremadura, mediante la revista El Veterinario Extremeño, las iniciativas, proyectos y medios para crear una Asociación.
Por ello el 22 de noviembre de 1891 se reúne un grupo integrado por los más sensibilizados en la lucha por la mejora de la profesión en los aspectos de la enseñanza, formación, ejercicio, funciones y competencias, en total sintonía con los movimientos surgidos en torno a las Escuelas Veterinarias.
Con tal motivo, se crea una comisión permanente que se podría definir como Protojunta Directiva de la Agrupación Profesional Veterinaria Extremeña, que la integran D. Bartolomé Caballer Sancho, D. Víctor Caba Tapia, D. Cándido Crespo, D. José García y D. Victoriano López Guerrero.
El 13 de Agosto de 1892 se hace público en Madrid el Manifiesto por la Veterinaria Científica y Reformada, que es firmado por una Junta Central y, a nivel de Extremadura, por una de Coria y otra de Badajoz (otra vez los profesionales extremeños a la cabeza), compuesta esta última por los veterinarios D. Bartolomé Caballer Sancho, D. Víctor Caba Tapia, D. Cándido Crespo, D. José García Morcillo, D. Victoriano López Guerrero, D. Pedro Sanz Caballero, D. Manuel Coello, D. Manuel Ruíz, D. Antonio Ruíz y D. José Macias, que ostentan la representación de 93 compañeros adheridos a la causa.
Este Movimiento Progresista cuenta en marzo de 1893 con 139 integrantes y constituyentes de la Protoasociacion Extremeña – Colegio de Veterinarios, y así esta Comisión, convoca para los días 20 a 23 de octubre de 1894 una reunión constituyente de la Asociación (elección de Junta Directiva) y otra redactora de su reglamento, en el salón de sesiones del Ayuntamiento de Badajoz.
La Directiva de la Asociación Extremeña de Veterinarios quedó integrada por:
- Presidente de Honor: D. Alejandro Groizar (Ministro de Agricultura)
- presidente Ejecutivo: D. José Ferreras Antúnez (Olivenza)
- Vicepresidente 1º: D. Nicanor Infantes Torres (Pasaron de la Vera)
- Vicepresidente 2º: D. Juan Sánchez Moreno (Don Benito)
- Secretario: D. Victoriano López Guerrero (Badajoz)
- Vicesecretario 1º: D. Antonio González Cerezo (Alburquerque)
- Vicesecretario 2º: D. Toribio Sombrerero (Barcarrota)
- Contador D. José García Morcillo (Badajoz)
- Vocales:
- D. Nemesio Burgueño (Plasencia)
- D. Martín Blázquez (Baños de Montemayor)
- D. Fidel Castilla (Fuentes de León)
- D. Arturo Benegasi (Llera)
- D. Jacinto Seguro (Talavera la Real)
- D. Agustín Fernández (Talarrubias)
- D. Julián Clemente (Torrejoncillo)
- D. Fermín Masot (Torre de Miguel Sesmero)
- D. Zoido Colomo (Mérida)
Fueron Nombrados socios de Honor; D. Eusebio Molina Serrano (Director de la Gaceta Veterinaria), D. Victoriano Colomo (Profesor de la Escuela Veterinaria de Santiago de Compostela), D. Emilio Pisón (Profesor de la de Córdoba) y D. Manuel Díaz Villar (extremeño y Catedrático de la Escuela Cordobesa), todos ellos luchadores por la mejora de la profesión.
Los acuerdos tomados se refrendan en una reunión celebrada en Plasencia el 9 de diciembre de 1894, presidida por D. Ciriaco Gil y con la asistencia de más de 43 veterinarios, finalmente los estatutos se publican por Real Orden de 30 de septiembre de 1896, en la que también figuran inscritos 118 profesionales.
A partir de este momento se produce una vuelta a la desidia pues se reducen las afiliaciones, aumentan las bajas, se dejan de abonar las cuotas y se reduce la participación en las actividades, por lo que la relación de socios se censa a un total de 77, aunque continúan pendientes de solución muchos de los asuntos que motivaron la conjunción de voluntades (reglamentación sobre sanidad animal, reformas de las enseñanzas, competencias en el control de higiene alimentaria, los montepíos, el intrusismo, etc.).
La Ley Orgánica de Sanidad de 28 de noviembre de1855, había dado pie a la constitución de las asociaciones en el ámbito de las profesiones sanitarias, cuyos fines eran los de regular los derechos y obligaciones, fomentar el mutuo apoyo e instrucción y el mantenimiento de las garantías éticas y disciplinarias en sus actuaciones. Sobre todo, ello supuso un avance la Constitución del Consejo de Sanidad Nacional y las Juntas Provinciales y Municipales de Sanidad (Ley 24 de mayo de 1866).
Pero realmente el Real Decreto de 28 de junio de 1894 es el que pone las bases para que las inquietudes asociativas se canalicen y homogenicen, hacia lo que se denominarían Colegios Profesionales Sanitarios (Médicos, Farmacéuticos y Veterinarios.)
Por ello D. Victoriano López Guerrero, a través de las páginas del periódico El Veterinario Extremeño de octubre de 1899, afirmo que estas entidades serán el futuro de la canalización de la lucha por el porvenir de la Veterinaria, animando a la participación, teniendo como base la agrupación de los profesionales por Subdelegaciones y Distritos y la colegiación voluntaria.
De este modo se constituye el Colegio de Badajoz en septiembre de 1903, aprobándose su reglamento el 1 de agosto de 1904 y se elige a la Junta de Gobierno siguiente:
- Presidente: D. Victoriano López Guerrero (Badajoz)
- Secretario D. Bartolomé Caballar Sancho (Badajoz)
- Vicepresidente: D. José García Morcillo (Badajoz)
- Vocales:
- D. Antonio Sánchez Cerezo (Alburquerque)
- D. Raimundo Rey (Puebla de la Calzada)
- D. Juan Antonio Guzmán
- D. José Cabo
El Real Decreto 12 de enero de 1904 aprueba la Instrucción General de Sanidad, que aborda la organización y representatividad de las Profesiones Sanitarias a través de las Organizaciones Colectivas, por lo que concede carácter de oficialidad a las Asociaciones, siempre que en ellas se agrupasen al menos, los dos tercios de los profesionales que ejerciesen en las respectivas provincias, bajo unas obligaciones y competencias, entre las que cabe consignar; llevar el registro de los veterinarios ejercientes y vigilar su actuación (faltas, delitos e intrusismo), representar el interés general, constituir los jurados profesionales, redactar los reglamentos (sometiéndolos a la aprobación de las Juntas Provinciales Sanitarias), atribuciones disciplinarias de las directivas y colegiación voluntaria (esta no se hará obligatoria hasta que se dicte el Real Decreto 28 de marzo de 1922).
La Asociación Extremeña de Veterinarios-Colegio, se registra en el Gobierno Civil de Badajoz el día 26 de octubre de 1905, siendo su Presidente o persona que suscribe su reglamento D. Victoriano López Guerrero, teniendo por objeto la defensa de sus derechos. La sede social se sitúa en el nº 20 de la calle Santa Lucia de Badajoz y de este modo oficialmente y según la normativa, al ser de ámbito provincial, se comienza a llamar Colegio de Veterinarios de Badajoz. Quienes estaban afiliados a la Asociación y tenían ejercicio en la otra provincia hermana, se separan iniciando su andadura el Colegio de Cáceres.
Entendemos que a partir de este año la portada del periódico El Veterinario Extremeño” llevaría inscrita Revista Profesional, Órgano Oficial del Colegio de Veterinarios de la Provincia de Badajoz, pero no lo hemos podido constatar, al no haber tenido posibilidad de ver ejemplares de esa fecha, pues el más cercano en el que se ha comprobado dicho subtítulo es el nº 12 de 30 de noviembre de 1905 (año XV).
No obstante en el nº 1 (enero de 1906, año XVI) de la citada publicación, bajo el título Reflexiones, se expone que existe una paradoja en cuanto al interés que tienen los profesionales de organizarse, pues tras quince años de existencia de la Asociación Extremeña (pionera a nivel de España), en esta fecha hay una importante desidia en cuanto a la afiliación de los Veterinarios al Colegio. Achaca tal contraste a la mentalización de los Subdelegados, ya que en las zonas donde estos son activos y están convencidos de tal necesidad, la colegiación es alta (Mérida, Zafra, Alburquerque, Villanueva, Almendralejo y Badajoz), en tanto que en otras (Puebla, Jerez de los Caballeros, Fuente de Cantos y Castuera), son pocas las respuestas a la llamada.
A estas alturas ya se habían declarado Corporaciones Oficiales a los Colegios de Madrid, Palencia, Zaragoza, Jaén y Tarragona, constituidos los de Granada y Ciudad Real y estaban en trámite de constitución los de Cáceres y Sevilla.
Ante esta situación en el Veterinario Extremeño de 15 de agosto de 1906 (nº 7 año XVI) vuelve a aparecer una editorial con el título ¡Qué Vergüenza¡, afirmando que a pesar de haberse registrado desde hacía un año en el Gobierno Civil, el Colegio no reunía aún suficientes afiliados como para poder constituirse en Corporación Oficial, como así lo habían conseguido los de Cáceres y Sevilla por Real Orden de 13 de agosto de 1906, (que habían iniciado su andadura después que el de Badajoz), realizando finalmente un llamamiento para tratar de incentivar la afiliación.
Por fin la Real Orden de 23 de mayo de 1908 y de acuerdo con la Instrucción General de Sanidad, reconoce al Colegio Pacense como Corporación Oficial, alcanzando la nómina de colegiados los 107 veterinarios.
El ejemplar nº 23 de 15 de marzo de 1910 (año XX) presenta bajo el título Nuestra Despedida, el traspaso de la dirección del Veterinario Extremeño desde el Sr. López Guerrero a D. Antonio Gonzalez Lafont, puesto que el primero no podía atender tal ocupación por razones de incompatibilidades oficiales, al haber obtenido la plaza de Badajoz como Inspector de Higiene y Sanidad Pecuaria (Cuerpo Nacional Veterinario).
A partir de este momento comienza una nueva etapa del periódico, que había venido siendo el catalizador de las inquietudes profesionales veterinarias de toda una época, lo que se demuestra porque en 1913 la lista de colegiados pacense alcanza los 135, la labor de convencimiento y captación daba sus frutos.
En 1922 una Real Orden de 28 de marzo, hace obligatoria la colegiación para todos los profesionales sanitarios que ejerzan tanto libre como oficialmente y que se mantiene hasta la actualidad. En ese mismo año son aprobados unos estatutos por los que se regirán en adelante todos los colegios reconocidos en España.
La II Asamblea Nacional Veterinaria de 1907, detrás de la que estaban memorables figuras veterinarias (D. Juan Rof Codina, D. Juan Morros Sardá, D. Cesáreo Sanz Egaña, D. Ramón Coderque, D. Félix Gordon Ordás y D. Cayetano López) fue definitiva para que Alfonso XIII y su ministro D. Santiago Alba, se decidieran a atender la demanda profesional con la publicación del Real Decreto de 27 de septiembre de 1912, que renovó el plan de estudios de la Carrera, conceptuándola como Ciencia provista de un verdadero cuerpo de doctrina científico-profesional, que tiene por objeto el conocimiento de la organización de los animales domésticos, tanto por los servicios que presta al hombre como por su relación con la medicina humana, la higiene pública y el fomento de la producción ganadera.
Pero la consecución y categorización como Escuelas Superiores no acontece hasta que se publican las Reales Ordenes de 5 de noviembre de 1923 y 18 de febrero de 1927, gracias al movimiento progresista y de protesta generalizada que culmina en la III Asamblea Nacional Veterinaria y en la que resaltan personalidades como; D. Eusebio Molina Serrano, D. Santiago de la Villa, D. Dalmacio García Izcara, D. Tiburcio Alarcón, D. Victoriano Colomo y D. Cristino Sanz de la Calzada, además de los extremeños D. Victoriano López Guerrero, D. Bartolomé Caballar y D. Juan Mª Díaz Villar.
Este Plan Docente, trata de fomentar y facilitar el uso de los recursos y dotaciones existentes en las distintas Unidades del Estado, para mejorar las enseñanzas (idea que no llegó a cristalizar hasta el Plan de 1931).
Son sin duda otros éxitos del cauce colegial de las reivindicaciones profesionales, la aprobación entre 1904 y 1930 de normas tan importantes como el Reglamento de Policía Sanitaria de los Animales Domésticos (1904), Ley de Epizootías (1914), Ley de Zoonosis Transmisibles (1917), Reglamento de Mataderos (1918), Reglamento de Sanidad Municipal (1925) y Reglamento de Establecimientos Incómodos, Insalubres y Peligrosos (1925), todas ellas reguladora de actividades profesionales y además de otras de interés para los funcionarios Veterinarios de las Administraciones como; Reglamento Orgánico del Cuerpo de Veterinarios Titulados (1906), Competencias de los Inspectores Municipales veterinarios (1908), Remodelación de los Servicios Oficiales de Agricultura y Ganadería y la consiguiente distribución de los miembros del Cuerpo de Inspectores de Higiene y Sanidad Pecuaria (CNV) en 1907, que fueron en muchos casos los instigadores de la puesta en marcha de los Colegios. Por parte extremeña en las primeras oposiciones realizadas en 1910 y por tanto ingresados en la primera promoción fueron; D. Victoriano López Guerrero y los hermanos D. Teodoro y D. Manuel y D. Guillermo Moreno Amador (hijos de un comprometido luchador por la veterinaria D. Guillermo Moreno, con ejercicio en Fregenal de la Sierra).
HISTORIA DE LOS ESTATUTOS COLEGIALES
La Real Orden de 13 de agosto de 1922 aprueba los Estatutos para el Régimen de los Colegios de la Clase Veterinaria y en consecuencia, se derogan los que venían rigiendo en cada uno de ellos.
Con la creación de la Dirección General de Ganadería (Decreto de 7 de diciembre de 1931) los Colegios pasan a denominarse Asociaciones Provinciales de Veterinarios y además, se someten a uno Nuevos Estatutos según la Orden de 7 de abril de 1933, que permiten que se establezcan unos Reglamentos de Régimen Interno para las Provinciales (siempre que tuvieran la aprobación del gobernador) por ello el de Badajoz, siendo presidente D. Juan Ruíz Folgado, se dota de uno el 25 de junio de 1933 y que estuvo vigente hasta 1952.
Una vez superada la Guerra Civil y coincidiendo con la presidencia de D. Cesar Rojas Martínez, el 19 de febrero de 1937 es aprobado nuevamente el cambio de denominación de la Asociación Provincial por el de Colegio, nomenclatura que ha permanecido hasta la actualidad.
La Orden de 19 de octubre de 1940 vuelve a normalizar el funcionamiento Colegial Español restableciendo los antiguos estatutos, que se sustituyen por unas Ordenanzas aprobadas por Orden de 29 de septiembre de 1945 que se mantienen en vigor hasta 1969, a partir de este año se van a ir modificando y adaptando a la legislación general vigente (Ley 2/1974 y Ley 74/1978 sobre Colegios Profesionales y las Ordenes del Ministerio de Agricultura de 13 de febrero de 1984 y de 16 de enero de 1985).
La implantación del Sistema Constitucional de 1979 y coincidiendo con la presidencia de D. Ángel Robles Doblado, se hace necesaria la adopción de unos Estatutos Colegiales, por lo que se suceden distintos proyectos que tratan de sincronizar con el Estado de las Autonomías y la representatividad. Finalmente se aprueban unos Estatutos en 1985, que permanecen hasta que se producen las transferencias de las competencias sobre Colegios Profesionales a las Comunidades Autónomas, obligando a su adaptación la Ley 11/2007.
Por ello siendo Presidente D. Julio López Gimón, la Resolución de 30 de julio de 2008 publica los Estatutos del Colegio Oficial de Veterinarios de Badajoz, (una vez aprobadas por el órgano competente, Consejería de Administración Pública y Hacienda de la Junta de Extremadura, a tenor de la Ley 11/2002). Actualmente están aprobados por la Consejería de Hacienda y Administraciones Pública por la Resolución de 4 de febrero de 2016, de la Consejera, por la que se acuerda la publicación de la modificación de los Estatutos del Ilustre Colegio de Veterinarios de Badajoz.
LA INTEGRACIÓN COLEGIAL A NIVEL NACIONAL
En 1922 coincidiendo con la celebración de la IV Asamblea Nacional de Veterinarios, queda patente la necesidad de la creación de una Asociación Nacional que coordine, integre y tenga la representatividad del Colectivo Profesional Español y por ello, se hace realidad en 1923 la Asociación Nacional Veterinaria Española, presidida por D. Dalmacio García Izcara. No obstante, no todos los Colegios Provinciales se afiliarían, tal es el caso del Pacense en el que incluso no se aprobó la integración después de haberlo sometido a la consideración de la asamblea el 8/2/1923 y el 15/6/1624, siendo el Presidente D. Victoriano López Guerrero.
Con el advenimiento de la Dictadura de Primo de Rivera, se suspende la Asociación mediante la Real Orden de 29 de octubre de 1925 y se intenta sin éxito la creación de otra como alternativa La Unión Nacional de Veterinarios. Así mismo se proyecta una Federación de Colegios a la que tampoco se adhiere el de Badajoz, tras las consultas realizadas el 29 de octubre de 1927 y el 14 de octubre de 1928.
Por fin la Real Orden de 13 de febrero de 1930 rehabilita la Asociación Nacional Veterinaria, cuya directiva está integrada por D. Félix Gordon Ordás (Presidente), D. Ramón Coderque Navarro (Vicepresidente), D. Manuel Medina Garcia (Secretario Tesorero) y como vocales; D. Jose García Morales, D. Pedro Carda Gómez y D. Isidoro García Rodríguez. En esta se integra la de Badajoz el 15 de marzo de 1931, coincidiendo con la Presidencia de D. Juan Ruiz Folgado.
Tras la Guerra Civil se establece una Corporación Superior, que sustituye a la Asociación Nacional y que se denomina Colegio Nacional de Veterinarios de España, constituida por representantes de los distintos Cuerpos Administrativos de Veterinarios (Nacional, Militar, Catedráticos e Inspectores Municipales) y con difícil entronque para los Colegios Provinciales. Por ello en 1942, tras realizarse la Primera Asamblea Nacional de Presidentes de Colegios Provinciales, se reorganiza el sistema para hacerlo representativo e integrador. En 1950 se cambia su denominación a Consejo General de Colegios Veterinarios de España y en 1970 otra vez a Organización Colegial Veterinaria Española, que se mantiene en la actualidad.
SEDES SOCIALES
Hasta que en 1955 no fue inaugurado el edificio de la Avenida de Santa Marina, que constituye actualmente la sede Colegial, esta ha conocido diversas ubicaciones como consecuencia del propio proceso de constitución de la Entidad y su posterior y continuo crecimiento.
A partir de 1930 el Colegio Pacense, cuenta con sede propia, aun cuando ésta conocerá varias ubicaciones. La primera de ellas, en el nº 16 de la Calle Donoso Cortes, según se hace constar en el acta de la Reunión de la Directiva del 16 de febrero de 1930. Posteriormente, el crecimiento de la Entidad tanto en el número de asociados como en las funciones a desarrollar, hace preciso el cambio en el mes de agosto de 1934, a la planta principal del nº 2 de la calle Rubén Landa. El traslado de domicilio social va también acompañado del incremento de personal de oficina, (en 1935 es ya de tres personas), y de inversiones en mobiliario y equipamiento. En mayo de 1936 se instala una línea telefónica y se solicita un apartado de correos.
Sin embargo, esta nueva sede también queda pequeña y es necesario un nuevo traslado a otro local más acorde con las necesidades y la categoría e importancia de la Entidad. En esta nueva ocasión, febrero de 1937, se ubica en la Calle Prim nº 22, que, por ofrecer mayor superficie, incluso permite habilitar unas habitaciones para vivienda del conserje, aun cuando no es posible celebrar asambleas y reuniones multitudinarias, por carecer de salón de actos y utilizándose en estos casos el de la Central Nacional Sindicalista, ubicada en la Calle Queipo de Llano nº 2.
La permanencia en Prim nº 22, se alarga hasta que en marzo de 1950 la propietaria del local, Dª. María Peña Quirós, presenta una demanda de desahucio, acompañada incluso de un requerimiento notarial en abril del mismo año.
No obstante, se hace caso omiso, lo que lleva a la propiedad a la presentación de una nueva demanda de desahucio, que se formula ante el juez en febrero de 1952 y que obliga a la presentación de un recurso por parte del Colegio, el cual es desestimado por la audiencia de Cáceres en sentencia dictada el 10 de mayo. Los costes totales de la apelación ascendieron a 3.370,90 pesetas, aceptándose el consejo del asesor jurídico colegial de no establecer recurso ante el Tribunal Supremo.
En consecuencia, el día 3 de julio un oficial del juzgado conminó oficialmente que debería abandonarse la sede, en un plazo máximo de seis meses, de forma que aunque son solicitadas repetidas prórrogas (el 13 de diciembre de 1952 y el 22 de enero de 1953), a finales de febrero es preciso alquilar un nuevo local, situado en la misma Calle Prim nº 32, propiedad de los herederos de D. Maximino Caballero Vara, con quienes el Secretario del Colegio (D. José Mª Cruz Guzmán) firma un contrato de inquilinato, que fija una renta de 850 pesetas mensuales.
Las dificultades que el desahucio acarrea, la búsqueda de nuevo local, el consiguiente traslado y en suma, la precariedad que supone mantener la sede colegial en régimen de alquiler, hacen ver la necesidad de adquirir un inmueble. Con tal motivo, por parte de la Junta Directiva, se inician acciones tendentes a sondear la opinión de los colegiados ante la posible adquisición de un local. En este sentido en agosto de 1950 se remite un cuestionario a todos los colegiados para que emitan su parecer y en febrero de 1951, se designa a los compañeros D. Aurelio Soto de la Fuente, D. Anacleto Carmona Laso y D. José Mª Cruz Guzmán, para que procedan a la redacción de un proyecto e informe sobre el asunto.
El quince de junio de ese mismo año tiene lugar una asamblea general en la que se discute el tema, aprobándose finalmente (con solo tres votos en contra) la adquisición de una casa ya construida, con preferencia a un solar. De nuevo se designa una comisión encargada para tal fin, e integrada por D. Anacleto Carmona Laso, D. Aurelio Soto de la Fuente, D. Arturo Sanabria Vega y D. Francisco Carpio Charavignac, quienes en la siguiente asamblea, celebrada el día 8 de mayo de 1952, informan acerca de varias casas que se encontraban en venta (situadas en las calles Ramón Albarrán, Prim, Menacho, Calvo Sotelo, Teniente Coronel Yagüe y Miguel Primo de Rivera), todas ellas pertenecientes al casco antiguo de la ciudad, aunque no fue estimada la compra de ninguna de ellas.
En consecuencia, la comisión propone que se acometa la construcción de un edificio de nueva planta, e incluso se presenta a la Asamblea, la conveniencia de que el Colegio acuda a la subasta de un solar de 841m² situado en la Avenida de Huelva. En la subsiguiente votación, se aprueba un voto de confianza para que la Comisión procasa, lleve a termino la adquisición del terreno y la construcción del edificio (39 votos a favor y 1 en contra).
El solar es comprado en el verano de 1952, informándose de ello a los colegiados en la asamblea convocada al efecto el 16 de diciembre de 1952, a la vez, se presenta el proyecto elaborado por el arquitecto Sr. Escudero, en el que se considera un edificio con sótano-entresuelo, piso bajo destinado a oficinas y otro principal en el que se alojarían, la biblioteca, un laboratorio y el salón de actos, además de un primer piso compuesto de vivienda para alquiler y tres habitaciones para los colegiados que hayan de pernoctar en Badajoz. Asimismo, son presentados varios presupuestos de diferentes contratistas y se informa de la situación económica y de la financiación del inmueble, que asciende en ese momento, incluido el valor del terreno a 581.418 pesetas.
Para afrontar el coste del edificio, se propone que se suscriban por los colegiados, anticipos reintegrables con el interés correspondiente y también grabar los documentos que el colegio facilita (los impresos de guías de origen y sanidad de 1 a 50 cabezas, con 0,50 pesetas impreso; los de más de 50 cabezas, con 1peseta; las guías de compra-venta de équidos, con 2 pesetas y con 1 peseta, el certificado oficial; el impreso de pruebas de sementales y los certificados de productos cárnicos).
Con respecto a los anticipos reintegrables, el 22 de enero del año siguiente se toma el acuerdo de emitir 300 títulos de 1000 pesetas cada uno, y ofrecerlos en suscripción a los veterinarios de la Provincia, previéndose una amortización escalonada de 30 títulos al año, mediante sorteo y con un interés devengado del 4% anual. La acogida es muy favorable de modo que para el 12 de marzo, los ingresos por ese concepto alcanzaban la cifra de 160.000 pesetas. Por parte del Colegio, se aprueba en mayo un presupuesto extraordinario de 300.000 pesetas, con destino a la construcción de la sede.
El buen funcionamiento de los canales de financiación permite, que el contrato para la edificación pueda ser suscrito ya el día 28 de agosto, siendo la empresa adjudicataria, Antonio Clavero Val, de Badajoz.
En octubre en la asamblea celebrada el día 30, es nuevamente presentado el proyecto con remodelaciones sobre el anterior del arquitecto D. Ernesto Escudero Morcilla, con una valoración del coste de edificación de 909.428,81 pesetas, aprobándose una primera inversión de 500.000 pesetas, a cubrir con las obligaciones y con las aportaciones del Colegio, denegándose la venta del solar sobrante, que afecta una superficie de 460 m².
De la buena marcha tanto del proceso de construcción como de la financiación da idea el hecho de que, en enero fuese aprobada en Junta de Gobierno una gratificación de 100 pesetas para los obreros empleados en la obra, así como lo reflejado por el estado de cuentas, al 15 de marzo, en el que aparecen 680.387 pesetas en el haber y 300.000 pesetas en el debe, con un saldo positivo de 380.387 pesetas, aunque esto no es óbice para que en asamblea celebrada el 14 de abril, sea aprobada la emisión de 200 nuevos títulos.
Al modificarse la Junta Directiva Colegial, se realizan cambios en la composición y el número de los integrantes de la Comisión procasa (acta de 6 de septiembre de 1954) por lo que sus miembros son ahora; D. Luis Rubio García, D. Juan Bueso Gómez, D. Julián Pantoja Salguero, D. Arturo Sanabria Vega y D. Francisco Carpio Charavignac.
El día 30 de noviembre es celebrada una nueva asamblea, en la misma resulta aprobado un presupuesto extraordinario de 200.000 pesetas, bajo el epígrafe Aportaciones voluntarias de los colegiados, gracias a la emisión de otros 200 títulos (al 4% de interés). En el capítulo de gastos, aparece igual cantidad para efectuar los pagos correspondientes a las certificaciones de terminación de la primera fase de la obra y también se ratifica la decisión de no vender el resto del solar. Al finalizarse la edificación, han suscrito títulos 107 colegiados, además de los funcionarios, siendo presidente del Colegio D. Álvaro Paredes Estaban.
En marzo de 1955, se solicita al Consejo de Colegios que la celebración de su asamblea correspondiente al primer cuatrimestre, se haga en Badajoz durante los días 9 a 13 de mayo, coincidiendo con la inauguración de la Nueva Sede Colegial. En la Junta de Gobierno de 11 de abril, que preside D. Rafael Díaz Montilla, queda cerrado el programa de actos y así mismo se fija la aportación que con tal motivo han de hacer los colegiados (250 pesetas por tarjeta de colegiado y 100 pesetas por la de familiar).
Con posterioridad se ha realizado remodelaciones de las instalaciones a fin de mantener el nivel de prestancia y singularidad del edificio y acomodarlo para facilitar las funciones y actividades colegiales, entre ellas cabe resaltar la adecuación del salón de actos en la etapa presidencial de D. Ángel Robles Doblado. En la de D. José Mª Gómez Nieves, se abordan las transformaciones siguientes; en la planta baja (nueva entrada, área de atención al público y despachos) con el fin de dotarlos de condiciones de bienestar laboral (aire acondicionado, mobiliario, medios informáticos, etc.); en la segunda planta (instalación de un laboratorio para el apoyo a la labor de los colegiados); el área que venía siendo destinada a vivienda del conserje y alojamiento de veterinarios (se transforma en biblioteca, dos aulas para impartición de cursos, sala – estar, archivos y aseos) y el jardín posterior se destina para aparcamientos. En la etapa de D. Julio López Gimón se adecúan los aseos –servicios de la planta baja y se finaliza la obra de los aparcamientos.
GALERÍA DE PRESIDENTES
D. Julio López Gimón
Presidente 2002 – 2015
D. José María Gómez Nieves
Presidente 1996 – 2002
D. Ángel Robles Doblado
Presidente 1977-1996
D. Arturo Sanabria Vega
Presidente 1956-1977
D. Rafael Díaz Montilla
Presidente 1954 – 1956
D. Álvaro Paredes Esteban
Presidente 1949 – 1954
D. Jacinto Sánchez García
Presidente 1941-1949
D. César Rojas Martínez
Presidente 1936-1939
D. Adolfo Herrera Sánchez
Presidente 1934 – 1936
D. Miguel Masot Vera
Presidente 1932 – 1934
D. Bartolomé Caballer Arias
Presidente 1932
D. Juan Ruiz Folgado
Presidente 1929 – 1932
D. Victoriano López Guerrero
Presidente 1923 – 1929
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
- Historia de la Veterinaria de la Provincia de Badajoz a través de su Colegio Oficial (1995).
- 75 Aniversario Colegio Oficial de Veterinarios de la Provincia de Badajoz (1923-1998).
- El Veterinario Extremeño. Significado y Análisis de una revista profesional (2002).
- Las Celebraciones Patronales en el Colegio Oficial de Veterinarios de Badajoz (2016)
ESTATUTOS COLEGIALES
RESOLUCION de 4 de febrero de 2016 de la Consejera por la que se acuerda la publicacion de la modificacion de los Estatutos del Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Badajoz.