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D. Victoriano López Guerrero

Don Victoriano, pues de este modo era conocido por propios y extraños, fue el fundador y primer director de la revista “El Veterinario Extremeño”. Ha sido un hombre de transcendental importancia para la Veterinaria y los veterinarios de Badajoz y aún de toda Extremadura, mereciendo permanecer en la memoria de todos como el precursor de la modernización y avance de esta profesión en nuestra provincia.

Extremeño de nacimiento, demostrara a lo largo de su vida su implicación personal y profesional con la región a través de la labor desarrollada en los diversos cargos oficiales que ocupa a lo largo de su vida, pero también por su intervención en distintas instituciones y ámbitos de la sociedad, de la cultura y de la economía extremeña de la época.

Nació en Zarza de Alange (Badajoz)  en 1862 e hijo de un albéitar establecido en dicha población, quien seguramente le infunde la vocación, parte pronto para la capital de España en cuya Escuela Superior y costeándose el mismo los gastos que ello conllevaba, realiza brillantemente los estudios de Veterinaria, pues obtiene el Premio Extraordinario de Carrera, tras lo cual regresa a la provincia pacense en cuya capital se instala y comienza a desempeñar la profesión en el ámbito privado pero separándose de las formas tradicionales de ejercicio, pues enseguida funda un laboratorio de análisis desde el cual presta sus servicios no solo a los clientes que poco a poco va incorporando a su cartera, sino  también a otros veterinarios clínicos, ofertando una herramienta innovadora y de excepcional eficacia ante los escasos e insuficientes medios con los que por entonces se contaba para el diagnóstico de las  enfermedades del ganado.

Su apuesta por la modernidad y la inquietud que siempre manifestó hacia los progresos de la Ciencia le hacen perseverar en el estudio, manteniéndose informado de cada nuevo paso en la lucha contra la enfermedad y el desarrollo ganaderos. De este modo obtiene primero la representación en Extremadura del Instituto Pasteur, encargándose de la distribución de vacuna antirrábica y más tarde la de los Laboratorios Lederle y Bruschettini (vacuna contra la neumoenteritis infecciosa porcina). Posteriormente, ya en 1919, establece en asociación con el también veterinario D. Aurelio Soto de la Fuente, un laboratorio en la finca “Los Millares”, de Badajoz  y propiedad de la Junta Provincial de Ganaderos, para la elaboración de sueros y vacunas que funcionó durante nueve años.

A la vez, aplica sus conocimientos científicos y técnicos a la explotación ganadera de su propiedad, en la que produce ganado de las especies bovina y porcina, sin olvidar una novedosa y moderna explotación cunícola cuyas instalaciones y sistemas de explotación constituyeron modelo de alternativa y renovación de las prácticas ganaderas tradicionales y en la que además hace una demostración de su compromiso con el entorno social, facilitando trabajo de modo exclusivo a los jornaleros y obreros agrícolas naturales de la localidad en que esta se enclava, a la sazón su propio pueblo,  para el que logra el establecimiento de un Centro de Remonta y Cría Caballar.

El convencimiento del transcendental papel que la profesión veterinaria debería jugar en la prosperidad socioeconómica de la región le lleva pronto a prestar sus servicios en la Administración Publica, iniciando su andadura como funcionario el 28 de Junio de 1892, al ocupar durante un corto periodo la Inspección de la Aduana de Badajoz, puesto que cesa el 5 de febrero del año siguiente, sustituyéndole D. José García Morcillo. Más tarde, a comienzos de 1908, es nombrado Inspector Provincial de Higiene Pecuario de Badajoz, a propuesta de la Sección de Ganadería del Consejo Superior de la Producción.

Gana las primeras Oposiciones al recién Cuerpo de Inspectores de Higiene y Sanidad Pecuaria, antecedente inmediato del futuro Cuerpo Nacional Veterinario, editándose el listado de nuevos funcionarios el 23 de febrero de 1910, en el que aparece con el número 32 de la promoción, uno menos al que le corresponde en el escalafón provisional de dicho Cuerpo publicado el 15 de marzo de 1915 al incorporarse en éste D. Dalmacio García Izcara, Inspector General y Jefe de Higiene y Sanidad Pecuaria. Es de resaltar que en esta misma ocasión, ganan igualmente las oposiciones otros cuatro veterinarios de la provincia pacense, concretamente D. Luis Naranjo de Azuaga y los hermanos Guillermo, Teodoro y Manuel Moreno Amador (que logra en ese mismo año superar las pruebas de acceso al Cuerpo de Veterinaria Militar), hijos del también veterinario y subdelegado de Fregenal de la Sierra D. Guillermo Moreno.

Es, por tanto, destinado en propiedad a la plaza de Badajoz, en la cual se mantiene hasta el momento de su jubilación y desde la cual alcanza la plenitud de su vida profesional actuando activamente en la mejora de la cabaña provincial y en la lucha contra las enfermedades que la amenazan. Es reconocida su participación en cualquier actividad que persiga tales fines, independientemente de donde provenga. Así, colabora directamente con las organizaciones profesionales de ganaderos, impulsando el adelanto y perfeccionamiento de la explotación pecuaria y de las especies animales explotadas a través de la impartición de conferencias y de la participación en comités de estudio y análisis de situación y de perspectivas de mejora ganadera. El reconocimiento a su labor le llegara en la concesión de la medalla del Merito Agrícola concedida por S.M el Rey Alfonso XIII.

Participa en múltiples foros académicos y es ponente en numerosos Congresos de ámbito provincial, regional y nacional, pudiendo reseñarse entre ellos la Semana Agrícola de Badajoz, organizada por el Consejo Provincial de Fomento y celebrada en esta ciudad en 1913, o las secciones técnicas de los Concursos Nacionales de Ganado de 1913 y 1915, celebrados en Madrid y organizados por la asociación General de Ganaderos del Reino.

De su contribución a las mejoras sociales da idea su pertenencia a la Junta Provincial de Sanidad, en su Comisión Permanente, a la Sociedad Económica de Amigos del País de Badajoz, organizada por el Consejo Provincial de Fomento y celebrada en esta ciudad en 1913, o las secciones técnicas de los Concursos Nacionales de Ganado de 1913 y 1915, celebrados en Madrid y organizados por las Asociación General de Ganaderos del Reino.

De su contribución a las mejoras sociales da idea su pertenencia a la Junta Provincial de Sanidad, en su Comisión Permanente, a la Sociedad Económica de Amigos del País de Badajoz y su paso por la Presidencia de la Excma. Diputación Provincial, cargo al que accede el 25 de Febrero de 1930, tras la finalización de la Dictadura  de General Primo de Rivera y en el que, a pesar de ostentarla durante corto tiempo, desarrolla una acertada labor en la que destaca la resolución definitiva de las reclamaciones existentes respecto a la representatividad de los productores en el Estatuto de la entidad “ La Ganadería Extremeña S.A”, firma creada en 1926 y que será base de la futura fundación del Matadero Regional de Mérida.

También llego a desempeñar la Presidencia del Casino de Badajoz, de gran trascendencia social en la ciudad y aún en la provincia, en el que también despliega una fecunda labor.

Pero donde Don Victoriano sobresale definitivamente y con luz particularmente brillante es en el campo de la organización asociativa de los veterinarios, tarea que está presente en toda su andadura profesional y que inicia a finales de la década de 1880 en que se pone en contacto con otros compañeros igualmente preocupados con la realidad de la profesión en España. A través de estas relaciones llega a conocer con profundidad los problemas y dificultades que ensombrecen el ejercicio de la Veterinaria y que amenazan su futuro. Conoce y llega a intimar con algunas figuras señeras en la lucha por el avance de la profesión, como D. Dalmacio García Izcara, D. Eusebio Molina Serrano, o años más tarde, con D. Félix Gordon Ordás, número 1 de la misma promoción del Cuerpo de Inspectores de Higiene y Sanidad Pecuaria.

Con base en todo ello, inicia y lleva a cabo una auténtica reconversión de los veterinarios extremeños, anclados como los de otras regiones españolas en las “tradiciones profesionales”, logran insuflar en gran número de ellos las nuevas ideas e inquietudes por mejorar y adquirir nuevos conocimientos y metodologías que aporten mayor calidad y eficacia a su trabajo.

Consciente de la necesidad de mantener unidos a todos los profesionales, lleva a cabo una incansable tarea en el movimiento asociativo veterinario, para lo cual funda la revista “ El Veterinario Extremeño “ en 1891 que pasa a ser, sucesivamente, medio de puntual información de los nuevos conceptos y avances, banderín de enganche para las nuevas organizaciones profesionales que comienzan a surgir por todo el territorio nacional y finalmente, en germen del Colegio Oficial de Veterinarios de la Provincia, del cual será órgano de expresión  y comunicación, constituyendo en todo momento un autentico revulsivo contra las prácticas anticuadas, denostadoras de cualquier carácter científico y carentes muchas veces de toda ética profesional, que muchos veterinarios tenían imbuidas por años de rutinario y difícil ejercicio. Su trabajo le fue reconocido por todos, como demuestran los múltiples homenajes y adhesiones que recibió por parte de sus compañeros, ejemplo de la cual es el uniforme oficial que le fue entregado por subscripción en la que participaron la mayoría de los veterinarios de la provincia.

La importancia tanto de la revista como del propio López Guerrero en la dignificación y progreso de la Veterinaria Hispana, es reconocida en diversas ocasiones y foros de ámbito nacional e internacional, como se pone de manifiesto en el articulo analítico que sobre la Veterinaria Española incluye una importante revista extranjera, recogido a su vez en el número 101, de 1 de Noviembre de 1897, de “la Gaceta de la Medicina Veterinaria”, en el cual se reconoce la influencia de ambos, conjuntamente con la también revista “ La Veterinaria Española” y personajes de la categoría de Eusebio Molina, Díaz Villar y Pedro Moyano.

Como no podía ser de otro modo, es elegido primer Presidente de la Institución Provincial en el momento de su creación en 1903, permaneciendo al frente de las sucesivas juntas de Gobierno hasta que, por decisión propia ante su pase a la situación de jubilado, cesa en 1932, siendo sustituido por D. Juan Ruiz Folgado. La labor colegial desarrollada es de fundamental importancia, asegurando la permanencia en el tiempo de la Entidad.

En el aspecto familiar cabe indicar que toma matrimonio con Dª Genoveva de la Fuente Gómez, fruto del cual fueron dos hijos y una hija, ninguno de los cuales continua la tradición veterinaria familiar, que, si es recogida por un sobrino nieto, D. José López Pérez, licenciado por la Escuela Cordobesa y quien, por el contrario, logra transmitir su vocación profesional a sus hijos José y Manuel y a sus tres nietos, Ángel, Rafael y Juan José.

Finalmente fallece en su casa de Badajoz, ubicada en la calle Prim, el día 31 de agosto de 1944.